El estreno de la remake live action de Aladdin está cada vez más cerca- el primer adelanto del film se dio a conocer hace unos meses-, y Disney decidió palpitarlo con imágenes exclusivas de sus protagonistas caracterizados como sus respectivos personajes: Mena Massoud como Aladdin, Naomi Scott como Jasmín, y Will Smith como el Genio que contaba con la insuperable voz de Robin Williams en la versión animada de 1992, de Ron Clements y John Musker. Sin embargo, la tapa de la revista Entertainment Weekly, en la que se puede ver a la trifecta actoral se volvió viral por una razón excluyente: el look elegido para el Genio interpretado por el actor de Bright . Muchos fanáticos de la cinta original criticaron que el personaje no tenga su clásico aspecto azul y flotante, y dichas críticas se convirtieron rápidamente en Trending Topic. El revuelo causado fue tal que el propio Smith tuvo que hacer una salvedad en su cuenta de Instagram. https://www.instagram.com/p/BrkhMBcBifX/?utm_source=ig_embed&utm_medium=loading "¡BAM! Primera mirada al Genio, a la princesa Jasmín y a #Aladdin ; mírenme rockear la cola de caballo en @entertainmentweekly (y sí, voy a ser azul :) )", escribió el actor en las redes, aclarando que el look de su personaje será diferente en pantalla. Asimismo, Guy Ritchie, director del largometraje, explicó qué buscaba con el Genio de Smith: "Quería un papá musculoso de los 70. Era lo suficientemente grande como para sentirse como una fuerza, no tan musculoso que parecía que estuviese contando sus calorías, pero lo suficientemente formidable como para que supieras cuándo estaba en la habitación", le reveló a EW. Aladdin se suma a la lista de largometrajes "en carne y hueso" de clásicos animados de Disney, como La cenicienta, La bella y la bestia y la anticipada El Rey León, y su estreno en la Argentina está pautado para el 23 de mayo de 2019.
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Con los smartphones y las increíbles capacidades que estos tienen, no parece muy sensato ir cargando con el viejo transistor ni con aquellos pequeñísimos más modernos para ir escuchando la radio por la calle o si uno va al fútbol. Aunque necesiten tirar de tarifa de datos, hoy tenemos una buena cantidad de aplicaciones que encuentran miles de emisoras de radio y ventajas configurables que no nos pondrán trabas a la hora de sintonizar lo que busquemos. Nos quedamos con estas. myTuner Radio España myTuner Radio para Android e iOS es una opción convincente para quienes prefieren el contenido tradicional de la radio. Cuenta con una impresionante colección de más de 50.000 emisoras de 200 países. Además, tiene soporte para podcasts, categorías para varios tipos de radio y música, y algunos extras como el temporizador de apagado y la función de alarma. También obtiene soporte para cosas como Android Auto, Sonos y la mayoría de los sticks de transmisión. Algunas reseñas de usuarios se quejan de la caída ocasional de la transmisión, pero por lo demás es una aplicación sólida para los aficionados de la radio tradicional. TuneIn Radio TuneIn Radio contiene la oferta más variada de emisoras de radio que incluye música de todo tipo, deportes, humor, noticias y muchos otros tipos de medios. La versión gratuita viene con más de 100.000 emisoras en total, junto con varios millones de podcasts. Si optas por la versión premium, también puedes obtener juegos, audiolibros y la eliminación de publicidad. El precio cambia según donde vivas, rozando los 10 euros en nuestro país, pero es un gran servicio de radio en general. Está disponible tanto en Android como en iOS. Radio Online Radio Online es una de las aplicaciones de radio tradicionales para Android. La aplicación cuenta con cientos de estaciones de radio que cubren todo tipo de contenido listos para la transmisión cuando lo desees. Incluye tanto la radio alojada en Internet como algunas estaciones de FM que admiten la transmisión en línea. Puedes obtener algunas funciones adicionales, incluida la grabación de radio en vivo, un temporizador de apagado automático y algunas más. Es una solución eficiente que hace lo que promete y supone una buena opción para aquellos que quieren algo realmente simple sin un montón de características adicionales. El fotógrafo y ensayista Joan Fontcuberta suele condimentar sus charlas con apabullantes datos sobre "la diarrea de imágenes" en que vivimos, propiciada por la masificación de instantáneas que se publican en las redes sociales. Contra ese "tsunami de narcisismo", que diría el alemán Jürgen Schadeberg, de selfis, fotos de gatitos, de gente posando como si le hubieran pillado por sorpresa, se presenta como antídoto PHotoEspaña 2019, la 22ª edición del Festival Internacional de fotografía y artes visuales, que se celebrará entre el 5 de junio y el 1 de septiembre. Alberto Anaut, presidente de La Fábrica, la empresa cultural organizadora del certamen, ha resumido este principio, en la presentación en Madrid, con una frase: "Nuestro algoritmo es el criterio". Anaut ha recordado que "nunca se han hecho tantas fotos y nunca han dejado tan poca memoria, porque en estos tiempos de la velocidad se agolpan sin poder disfrutarlas. Así que reivindicamos el criterio artístico". PHotoEspaña trae en esta ocasión 85 exposiciones, con obra de 296 autores y la participación de 105 instituciones y ocho sedes españolas: Madrid, Alcobendas, Alcalá de Henares, Segovia, Zaragoza, Barcelona, Lanzarote y, por primera vez, Santander. Vistos los números, los nombres: la escritora y fotógrafa británica Susan Bright es la comisaria invitada, que ha organizado cinco muestras bajo el título genérico de ¿Déjà vú? (¿Ya visto?), esa sensación de contemplar algo que nos es familiar y no sabemos por qué. Bright explicó que su propuesta, conceptual, busca "analizar el estado de la fotografía" con la idea de echar la vista atrás. "He querido romper la idea de que la fotografía es una visión única, cuando es un trabajo compartido, fruto de un proceso lento". La finlandesa Elina Brotherus, la británica Clare Strand, el angoleño Délio Jasse, los tres en el Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa; el australiano Patrick Pound, en el Museo Lázaro Galdiano, y el dúo de la canadiense Laura Letinsky y la estadounidense Sharon Core, en el Museo del Romanticismo, conforman este bloque, caracterizado por "tomar tradiciones e ideas del pasado para crear un trabajo nuevo", según los organizadores. La directora de PHotoEspaña, Claude Bussac, destacó de esta edición las numerosas exposiciones individuales, entre las que sobresale "la primera gran retrospectiva en España" del neoyorquino William Klein (1928), uno de los nombres fundamentales de la fotografía del siglo XX gracias a sus crudas imágenes callejeras. Será en la Fundación Telefónica, del 8 de junio al 22 de septiembre, e incluirá su obra pictórica y cinematográfica. También habrá fotografías de ciudades (Nueva York, París...) en la exposición de la vanguardista Berenice Abbott, del 1 de junio al 25 de agosto, en la Fundación Mapfre de Madrid. Entre grandes nombres, habrá un paréntesis para el coleccionismo, con el Archivo Lafuente, que ya participó en la edición anterior. Esta vez se mostrarán fotolibros y revistas de la vanguardia rusa desde 1913 a 1941, con nombres como El Lissitzky o Rodchenko (Círculo de Bellas Artes, del 6 de junio al 1 de septiembre). La mirada al, por desgracia actual, horror de la violencia machista estará en el trabajo que realizó en EE UU, a finales de los años sesenta del pasado siglo, Donna Ferrato, que retrató a mujeres supervivientes de la barbarie de sus parejas (Círculo de Bellas Artes, del 6 de junio al 22 de septiembre). Precisamente documentando la situación de las mujeres en Uagadugú (Burkina Faso) perdió la vida, en un atentado, la franco-marroquí Leila Alaoui, de la que se mostrará uno de sus últimos trabajos, 30 retratos de marroquíes (Casa Árabe, en Madrid, del 7 de junio al 22 de septiembre). Siguiendo con proyectos individuales y con el foco en la mujer, en Casa América (del 6 de junio al 28 de julio) podrá verse Sobre el Arcoíris, vídeos y fotos de la estadounidense Diana Markosian centrados en las ostentosas fiestas con las que las familias de las quinceañeras cubanas celebran su paso de niña a mujer. Markosian compartirá espacio y fechas con el neoyorquino Joel Meyerowitz, del que se exhibirá un centenar de tomas de su paso por Málaga en los años sesenta viviendo con una familia de artistas flamencos. De los nombres españoles en el festival sobresale el de Javier Vallhonrat, que enseñará su trabajo desarrollado durante tres veranos en el glaciar de la Maladeta, en los Pirineos, con el que quiere concienciar sobre "una emergencia como es el cambio climático", dijo el autor (Jardín Botánico, del 6 de junio al 1 de septiembre). Eduardo Nave presentará su obra sobre Normandía el año en que se cumplirán 75 del desembarco de los Aliados. Un lugar histórico que el valenciano ha retratado en dos series (Tabacalera, del 21 de junio al 8 de septiembre). Mientras que la Sala Canal Isabel II recorrerá el cuarto de siglo de trayectoria del sevillano David Jiménez, dominado por sus planteamientos poéticos y conceptuales. En definitiva, un PHotoEspaña para "todos los públicos", aseguró Bussac, incluidos los que contribuyen a los más de 80 millones de imágenes que se suben al día a Instagram. La jubilación es un buen momento para ponerse al día con todas esas aficiones que se han ido descuidando durante décadas, a causa del trabajo o la familia, entre otros quehaceres. En el caso de Jean Dean, una oceanógrafa retirada de 60 años, este hobby pospuesto era la astrofotografía. Pero ahora, con mucho más tiempo que antes, podía disfrutar del maravilloso cielo que se veía desde el patio de su casa, situada en la isla de Gernsey, a caballo entre Reino Unido y las costas francesas. Fue una de esas noches, en las que ponía en práctica lo aprendido en un curso de observación de estrellas, cuando vio una imagen tan hermosa que se sintió casi en la obligación de fotografiarla. Algo tan bonito debía quedar plasmado para la posteridad. Y así, tras trece horas de exposición, nació una maravillosa fotografía de la nebulosa Roseta, que ha pasado a convertirse en una de las imágenes mostradas por la NASA en su colección diaria de astrofotografía. La NASA, junto a la Universidad Tecnológica de Michigan, dirige el proyecto “la imagen astronómica del día”, en el que diariamente se muestra una foto espacial interesante, acompañada por una reseña sobre su contenido, escrita por un astrónomo. Jean no pensaba que su fotografía pudiese formar parte de esta selecta colección, pero tras la insistencia de un amigo terminó enviándola a la agencia espacial estadounidense. Y cuál fue su sorpresa al recibir un correo de la misma poco después, en el que se la avisaba de que la instantánea sería publicada como la imagen del 12 de abril. Es cierto que no era el primer contacto de esta mujer con la astronomía, pues había sido muy aficionada a la observación de las estrellas desde que era niña, y actualmente pertenece a la Sociedad de Astronomía de Guernsey, pero jamás imaginó que una imagen tomada tras su jubilación pudiera llegar tan lejos. La nebulosa Roseta, protagonista de la foto, es una inmensa nube de polvo interestelar que se sitúa en la constelación del unicornio, Monoceros, a 5.000 años luz de la Tierra. En el cielo se observa con un tamaño unas cinco veces superior al de la Luna, algo que, junto a su apariencia, similar a la de una rosa roja, la convierte en un espectáculo digno de admirar. Según explica la NASA en la reseña que compaña a la publicación de la fotografía, los pétalos de la “rosa” son en realidad un vivero estelar, formado por miles de estrellas jóvenes, de solo unos pocos millones de años. Puede incluso verse un sumidero en el centro, que podría compararse con el pistilo de la flor, y que en realidad está formado por más estrellas jóvenes, muy calientes. Todo esto es muy importante; ya que, como ha explicado la propia Dean al periódico local Gernsey Press, los cúmulos de nuevas estrellas son regiones que dan lugar a la creación de sistemas planetarios, quizás con la posibilidad de albergar vida. Tras el éxito de la imagen, Jean ha decidido dedicárselo al amigo y colega astrofotógrafo que la animó a participar, Trevor Mahy, quien lamentablemente falleció recientemente. Han pasado ya más de cuatro décadas desde que se lanzara al mercado la primera consola de sobremesa. Desde entonces, tanto los videojuegos como los dispositivos necesarios para disfrutar de ellos han evolucionado mucho. Prácticamente todos los niños pasan más o menos tiempo con ellos, ya sea en consolas y ordenadores o directamente en los teléfonos móviles, a los que acceden a edades cada vez más tempranas. Pero si hay algo que no ha cambiado es la reticencia de algunos padres a esta opción de ocio. Muchos de los primeros usuarios de videojuegos ya son padres, por lo que ceden encantados a que sus hijos gocen de todos esos dispositivos que a ellos en su época les hubiesen parecido fruto de la ciencia ficción. Otros, en cambio, siguen pensando que todo esto puede afectar al desarrollo social de sus hijos, que empiezan a pasar más tiempo delante de las pantallas que jugando al aire libre o haciendo deporte. Por supuesto, es necesario enseñar a los pequeños a jugar con normas y horarios, de modo que entiendan que su mundo no debe girar en torno a los videojuegos. Estando esto claro, ¿hay algún problema con que sigan consumiéndolos? Para responder a esta pregunta, un equipo de investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU), la NTNU Social Research, la Universidad de California y el Hospital St. Olav's de Noruega ha llevado a cabo un estudio en el que se concluye que, si bien es cierto que existen diferencias de edad y género y que sí hay un grupo algo más perjudicado, en general el consumo de videojuegos no afecta al desarrollo social de los niños. Para la realización de este estudio, que se ha publicado en Child Development, los investigadores entrevistaron a un total de 873 niños noruegos, con edades comprendidas entre los 6 y los 12 años. Solo los de 10 a 12 años contestaron directamente a las preguntas de los científicos, mientras que para los más pequeños fueron sus padres quienes lo hicieron. Además, también se tuvo en cuenta la evaluación sobre capacidades sociales realizada por sus profesores. Las entrevistas se repitieron cada dos años, durante un total de seis, y se centraron en una serie de factores básicos: edad y género de los pequeños, nivel socioeconómico, índice de masa corporal, tiempo que pasaban consumiendo videojuegos y cantidad de tiempo que pasaban jugando con amigos. En general, el tiempo que pasaron jugando no parecía afectar al desarrollo social de los niños, salvo en un caso concreto, pues sí que observaron que las niñas que recurrían durante más tiempo a ellos a los diez años, tenían más dificultar para iniciar relaciones sociales a los doce. Esto, según ha explicado la autora principal del estudio, Beate Hygen, podría deberse a las diferencias que suele haber entre ambos sexos a la hora de jugar y establecer relaciones: Las niñas tienden a jugar en grupos más pequeños que los niños y sus relaciones suelen ser más íntimas, por lo que podría ser que las niñas que juegan pierdan algo muy importante en su vida: una interacción más íntima con una a algunas amigas cercanas. Es importante destacar que los niños pasan mucho más tiempo jugando que las niñas. Por lo tanto, es probable que el juego esté más integrado en su cultura de juego y que juegue un papel importante en su socialización. Además, la doctora Hygen añade que los videojuegos también son parte de la comunicación fuera de línea de los niños con otros niños: "planean y hablan sobre juegos, que se convierten en una extensión de la socialización con sus compañeros". Finalmente, destaca que los juegos de niñas son menos normativos socialmente, por lo que otras niñas pueden aceptar menos a las chicas que juegan mucho. "Por lo tanto, las niñas que juegan pueden no solo tener menos niñas con las que jugar, sino también en mayor medida ser excluidas de la interacción social no relacionada con el juego con niñas de la misma edad, y la capacitación en habilidades sociales que sigue". Otro punto interesante del estudio es que observaron que los niños que tenían más dificultades sociales alrededor de los ocho años pasaban más horas utilizando videojuegos dos años después. Sin embargo, en este caso el videojuego no actuaba como desencadenante, tal como se suele pensar, sino más bien como un refugio frente a los problemas acarreados por el aislamiento social. Los propios autores del estudio advierten que en la mayoría de casos no se realizaron medidas exactas para calcular el tiempo de juego, por lo que los resultados obtenidos podrían no ser precisos. De cualquier modo, sirven como llamamiento a la calma para aquellos padres que no saben si hacen bien al dejar a sus hijos utilizar estos dispositivos. El problema no está en el simple hecho de usarlos, sino en los juegos escogidos o la acción de dejar de lado otras actividades, como el deporte o el tiempo al aire libre. Siempre que esto se controle, los videojuegos no solo no son perjudiciales, sino que pueden incluso llegar a ser beneficiosos, al reforzar habilidades como el trabajo en equipo, la proactividad, la memoria y las destreza visual y auditiva. La compañía ha aplicado en numerosas ocasiones diferentes algoritmos para lucha contra el acoso y los comentarios tóxicos en la red social, pero de un tiempo a esta parte le está constando cada vez más, como a la mayoría de plataformas de este tipo, luchar contra las fake news, entre las que se incluyen las noticias falsas y las medias verdades sobre las vacunas. Una epidemia, la de los antivacunas, que ya causa estragos en estados como el de Nueva York, y que países como Alemania pretenden hacer frente multando a los que no vacunen a sus hijos. El problema de los antivacunas es más grave que otras noticias falsas, como los terraplanistas o los chemtrails, en tanto afectan de forma muy perjudicial a la salud de las personas, algo para lo que Instagram tiene decidido plantar cara. Por ello, la compañía planea controlar la información falsa contra las vacunas marcándola con ventanas emergentes similares a las que ya utiliza para el contenido relacionado con las autolesiones y el suicido, utilizando inteligencia artificial mediante algoritmos para detectar de forma temprana este tipo de contenidos falsos relacionados con las vacunas. Tal como apuntan en Buzzfeed News, ya son muchas las plataformas de internet que están luchando contra los antivacunas: YouTube empezó a desmonetizar los videos los videos con contenidos antivacunas, Amazon ha eliminado los documentares relacionados con esta temática de Prime Video, y Facebook confirmó que eliminaría la publicidad relacionado y el contenido sobre "controversias sobre vacunas, a lo que ahora se sumaría el bloqueo de este tipo de contenidos a Instagram. Hielo, Garra, Aguja, Guardajuramentos… Son muchas las espadas míticas con las que los personajes de Juego de Tronos han ido librando sus batallas temporada tras temporada, pero la serie cuenta con un abanico de armas mucho más amplio, desde el Arak de Khal Drogo hasta la ballesta con la que Tyrion protagoniza una de las escenas más famosas de la cuarta temporada. Pero también hay armas mucho más sofisticadas, fruto de la ficción. O no tanto. Se trata del fuego valyrio y las cuchillas de vidriagón, dos grandes aliados con los que algunos de los personajes logran vencer a sus más duros enemigos, a lo largo de la historia cuyo fin se acerca. Pero, aunque pueda parecer que ambas son fruto exclusivo del ingenio de George R.R. Martin, lo cierto es que las dos tienen equivalentes bastante cercanos en la vida real. El fuego valyrio, basado en un mortal secreto de Constantinopla. Aunque no se haya reconocido abiertamente que el mortal fuego verde tan adorado por los antiguos Targaryen esté basado en el fuego griego, lo cierto es que son muchas las referencias que permiten comparar al uno con el otro. El fuego griego no solo no se podía apagar con agua, sino que se avivaba al contacto con ella. Este consistía en un arma arrojadiza, consistía en una sustancia que prendía al ser arrojada, generando un fuego que no solo no podía apagarse con agua, sino que se extendía mucho más en contacto con ella. Esta es precisamente la razón por la que se usaba más frecuentemente en batallas navales. Del mismo modo que solo los alquimistas de Desembarco del Rey conocen la receta del fuego valyrio, la composición del fuego griego fue también un secreto que pasaba de emperador a emperador y fue guardado con tal éxito que a día de hoy es todo un misterio. Sí que es cierto que muchos científicos han especulado con cuáles podían ser los ingredientes de esta mezcla explosiva, llegando a concluir que la base debía ser de nafta, a la que se incluían otras sustancias, posiblemente azufre, resina de pino, amoniaco, algún nitrato o cal viva. En el caso del fuego valyrio, se dice que aparte de las reacciones químicas su fabricación requiere una serie de cánticos y conjuros, que intervienen en que sea más o menos potente. Esto ya si es ficción, pero hay que reconocer que lo demás se parece bastante. Obsidiana, el vidrio real que mata caminantes blancos. El vidriagón es un vidrio de origen volcánico, que en la serie abunda en las profundidades de Rocadragón, en los yacimientos ubicados bajo la montaña, y se convierte en todo un ansiado tesoro, por ser el único material que puede matar a los caminantes blancos. Se dice que en la antigüedad los hijos del bosque fabricaban armas con este material y que cada año entregaban a los hermanos de la Guardia de la Noche cien puñales.
La obsidiana era muy usada en el Neolítico para fabricar lanzas y puntas de flecha. En este caso la referencia en la vida real es clara, pues en la propia saga el vidriagón también es referido como obsidiana, un material que sí que existe. Se trata de una roca de origen volcánico, con una composición similar a la del granito y una apariencia muy curiosa, de color negro, que puede virar al verde o el rojo, según las impurezas que contenga. También varía su aspecto en base a cómo se corte. Si se hace paralelamente, permanecerá de color negro, mientras que los cortes perpendiculares la hacen transformarse en un tono grisáceo. Sus primeras evidencias arqueológicas datan del 700.000 antes de Cristo, aunque comienzan a aparecer más objetos fabricados con él a partir del Neolítico. Se usaba frecuentemente para la fabricación de láminas cortantes, así como puntas de flecha y lanza, que no matarían caminantes blancos, pero sí serían muy útiles para cazar animales, como alimento y para la obtención de pieles. Con el tiempo, múltiples culturas, como el antiguo Egipto o los aztecas, han seguido utilizando este material para construir tanto armas como herramientas. Aunque en la actualidad se sigue usando en algunos círculos para la fabricación de herramientas por la precisión de su corte, principalmente se utiliza como piedra preciosa en ornamientación y también en algunos rituales esotéricos. Está claro que en esta temporada que empieza se librará una de las batallas más esperadas de toda la serie. ¿Formarán parte de ella el vidriagón y el fuego valyrio? Uno está claro que sí. El otro, ya veremos. Jan Mulder inició su colección de fotografía en el año 2002, con énfasis en la fotografía francesa del siglo XIX, la fotografía peruana histórica y contemporánea, archivos de negativos históricos peruanos y un interés creciente en fotografía y videoarte latinoamericanos. Casi dos décadas después, esta colección se ha convertido en una de las más importantes de Latinoamérica y la mayor y más activa de Perú. Hasta el 27 de marzo, Casa de América acoge una selección de sus obras en la exposición Estratos de un paisaje. En total, 108 fotografías de 35 autores contemporáneos peruanos escogidas por Alejandro Castellote a partir de un concepto tan polisémico como el paisaje y los estratos simbólicos que puede contener.
Una mirada a esta colección denota la preeminencia del paisaje urbano y del natural sobre el paisaje humano, donde los escenarios actúan como metáforas de los sujetos. Esa ausencia permite establecer nexos entre las obras y aludir, desde diferentes perspectivas, al carácter distópico que muchos artistas otorgan a la ciudad de Lima y, por extensión, a los procesos sociales que tienen lugar en paralelo al desarrollo económico, al crecimiento urbano, a las endémicas crisis institucionales y al deterioro del medio ambiente, una situación que concierne a todos los países de la región. Simultáneamente se ha hecho visible en el imaginario peruano una disminución de los estereotipos asociados a lo prehispánico y lo andino y emerge una creciente atención al microcosmos de la selva amazónica. En palabras de Castellote: “En el estrato histórico de la fotografía peruana, el primer tercio del siglo XX es un periodo de esplendor. Nombres como Martín Chambi, que instaló su estudio en Cuzco, o los hermanos Vargas, que trabajaron en Arequipa, son solo dos ejemplos de la iconografía que nutrió el imaginario indigenista y la llegada de la modernidad a la burguesía urbana. Tal efervescencia no tuvo continuidad. Hay que esperar a mediados de los años 70 para localizar a una generación de fotógrafos que pueda presentarse como germen de la fotografía contemporánea peruana. Salvo contadas excepciones, la nómina visible de fotógrafos peruanos de las últimas décadas se circunscribe a Lima: un reflejo de la historia contemporánea del país, donde los desplazamientos masivos de las poblaciones hacia la capital han configurado un paisaje social, económico, político y cultural autóctono”. La Colección Jan Mulder echó a andar como una indagación en la riqueza de las imágenes producidas en el campo de la creación visual en este medio tomado en toda su variedad. Su orientación ha sido internacional desde el principio, manteniendo el ojo puesto, de modo consistente, tanto en obras contemporáneas como en copias vintage, especialmente de autores latinoamericanos, sobre todo de América del Sur. La foto de una niña y un niño, de unos tres años de edad, andando por el pasillo de un hospital, vestidos de médico y enfermera y cogidos de la mano puede resultar muy tierna y mona. El problema llega cuando vas al detalle y te fijas. Exactamente, en el fotograma, que se publicó por Medical Shots en Twitter hace unos días, se ve como la pequeña, vestida de rosa, lleva impresa la palabra enfermera en su espalda, mientras el chaval, vestido de verde, luce la palabra médico. Esto es algo que ha resultado ofensivo para muchos internautas que han resaltado que la imagen representa una realidad no muy acorde con la actualidad y enfatiza esos micromachismos que están en la mentalidad social y que han convertido a esa dulce imagen en sexista. La foto cuenta con más de 14.000 me gusta en la red social y más de 2.500 comentarios de la misma, entre los que no falta la ironía, el rechazo o la perplejidad de los usuarios. Una de las propuestas de uno de ellos ha sido escribir encima de ambos cargos, la palabra Personal Sanitario. Esta imagen cuenta con más me gusta que el post original (más de 19.000). Otros han recurrido a la faceta histórica de la foto, describiéndola como algo que podía haber sucedido en la década de los cincuenta. Y, otros, una gran mayoría, han descrito la imagen como: “Los niños pueden ser monos, pero los mensajes en su espalda, no lo son”. Sin duda, para muchos, la foto ha sido muy desafortunada, en un momento en el que cualquiera debería ser lo que quisiera sin importar su sexo. La audiencia da la espalda a los Oscar, que no remontan de los 30 millones de espectadores2/26/2019 La 91 edición de los Oscar fue seguida en vivo por 29,7 millones de espectadores de media en EE.UU., un incremento del 12 por ciento respecto a la gala del año pasado. La audiencia de la ceremonia del año pasado fue la peor de la historia con una media de 26,5 millones de espectadores. La gala de este domingo, que no contó con maestro de ceremonias, duró tres horas y 13 minutos, 41 minutos menos que la del año pasado. La 91 edición de los premios de la Academia repartió los triunfos y dio un gran protagonismo a "Bohemian Rhapsody", la obra con mayor número de premios, cuatro para esta película biográfica sobre el cantante de Queen, Freddie Mercury: mejor actor, edición de sonido, mezcla de sonido y mejor montaje. El filme de Bryan Singer ha sido un gran éxito en la taquilla mundial con cerca de 900 millones de dólares recaudados. Con tres premios destacaron "Black Panther" (mejor banda sonora original, mejor vestuario y mejor diseño de producción); "Green Book" (mejor película, mejor actor de reparto -Mahershala Ali- y mejor guion original) y "Roma" (mejor película extranjera, mejor director y mejor fotografía). "Roma" se convirtió en la primera obra mexicana que se alza con la estatuilla en la categoría de mejor película extranjera. Además, su director, Alfonso Cuarón, se llevó a título propio las estatuillas a la mejor dirección y a la mejor fotografía. Es el quinto Óscar a mejor dirección que va para México en los últimos seis años: Cuarón ganó en 2014 por "Gravity", Iñárritu hizo lo propio en 2015 y 2016 por "Birdman" y "El renacido", y Del Toro triunfó en 2018 con "La forma del agua". |
LucíaEstudiante de arte. Archivos
Mayo 2019
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