El estreno de la remake live action de Aladdin está cada vez más cerca- el primer adelanto del film se dio a conocer hace unos meses-, y Disney decidió palpitarlo con imágenes exclusivas de sus protagonistas caracterizados como sus respectivos personajes: Mena Massoud como Aladdin, Naomi Scott como Jasmín, y Will Smith como el Genio que contaba con la insuperable voz de Robin Williams en la versión animada de 1992, de Ron Clements y John Musker. Sin embargo, la tapa de la revista Entertainment Weekly, en la que se puede ver a la trifecta actoral se volvió viral por una razón excluyente: el look elegido para el Genio interpretado por el actor de Bright . Muchos fanáticos de la cinta original criticaron que el personaje no tenga su clásico aspecto azul y flotante, y dichas críticas se convirtieron rápidamente en Trending Topic. El revuelo causado fue tal que el propio Smith tuvo que hacer una salvedad en su cuenta de Instagram. https://www.instagram.com/p/BrkhMBcBifX/?utm_source=ig_embed&utm_medium=loading "¡BAM! Primera mirada al Genio, a la princesa Jasmín y a #Aladdin ; mírenme rockear la cola de caballo en @entertainmentweekly (y sí, voy a ser azul :) )", escribió el actor en las redes, aclarando que el look de su personaje será diferente en pantalla. Asimismo, Guy Ritchie, director del largometraje, explicó qué buscaba con el Genio de Smith: "Quería un papá musculoso de los 70. Era lo suficientemente grande como para sentirse como una fuerza, no tan musculoso que parecía que estuviese contando sus calorías, pero lo suficientemente formidable como para que supieras cuándo estaba en la habitación", le reveló a EW. Aladdin se suma a la lista de largometrajes "en carne y hueso" de clásicos animados de Disney, como La cenicienta, La bella y la bestia y la anticipada El Rey León, y su estreno en la Argentina está pautado para el 23 de mayo de 2019.
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Con los smartphones y las increíbles capacidades que estos tienen, no parece muy sensato ir cargando con el viejo transistor ni con aquellos pequeñísimos más modernos para ir escuchando la radio por la calle o si uno va al fútbol. Aunque necesiten tirar de tarifa de datos, hoy tenemos una buena cantidad de aplicaciones que encuentran miles de emisoras de radio y ventajas configurables que no nos pondrán trabas a la hora de sintonizar lo que busquemos. Nos quedamos con estas. myTuner Radio España myTuner Radio para Android e iOS es una opción convincente para quienes prefieren el contenido tradicional de la radio. Cuenta con una impresionante colección de más de 50.000 emisoras de 200 países. Además, tiene soporte para podcasts, categorías para varios tipos de radio y música, y algunos extras como el temporizador de apagado y la función de alarma. También obtiene soporte para cosas como Android Auto, Sonos y la mayoría de los sticks de transmisión. Algunas reseñas de usuarios se quejan de la caída ocasional de la transmisión, pero por lo demás es una aplicación sólida para los aficionados de la radio tradicional. TuneIn Radio TuneIn Radio contiene la oferta más variada de emisoras de radio que incluye música de todo tipo, deportes, humor, noticias y muchos otros tipos de medios. La versión gratuita viene con más de 100.000 emisoras en total, junto con varios millones de podcasts. Si optas por la versión premium, también puedes obtener juegos, audiolibros y la eliminación de publicidad. El precio cambia según donde vivas, rozando los 10 euros en nuestro país, pero es un gran servicio de radio en general. Está disponible tanto en Android como en iOS. Radio Online Radio Online es una de las aplicaciones de radio tradicionales para Android. La aplicación cuenta con cientos de estaciones de radio que cubren todo tipo de contenido listos para la transmisión cuando lo desees. Incluye tanto la radio alojada en Internet como algunas estaciones de FM que admiten la transmisión en línea. Puedes obtener algunas funciones adicionales, incluida la grabación de radio en vivo, un temporizador de apagado automático y algunas más. Es una solución eficiente que hace lo que promete y supone una buena opción para aquellos que quieren algo realmente simple sin un montón de características adicionales. El fotógrafo y ensayista Joan Fontcuberta suele condimentar sus charlas con apabullantes datos sobre "la diarrea de imágenes" en que vivimos, propiciada por la masificación de instantáneas que se publican en las redes sociales. Contra ese "tsunami de narcisismo", que diría el alemán Jürgen Schadeberg, de selfis, fotos de gatitos, de gente posando como si le hubieran pillado por sorpresa, se presenta como antídoto PHotoEspaña 2019, la 22ª edición del Festival Internacional de fotografía y artes visuales, que se celebrará entre el 5 de junio y el 1 de septiembre. Alberto Anaut, presidente de La Fábrica, la empresa cultural organizadora del certamen, ha resumido este principio, en la presentación en Madrid, con una frase: "Nuestro algoritmo es el criterio". Anaut ha recordado que "nunca se han hecho tantas fotos y nunca han dejado tan poca memoria, porque en estos tiempos de la velocidad se agolpan sin poder disfrutarlas. Así que reivindicamos el criterio artístico". PHotoEspaña trae en esta ocasión 85 exposiciones, con obra de 296 autores y la participación de 105 instituciones y ocho sedes españolas: Madrid, Alcobendas, Alcalá de Henares, Segovia, Zaragoza, Barcelona, Lanzarote y, por primera vez, Santander. Vistos los números, los nombres: la escritora y fotógrafa británica Susan Bright es la comisaria invitada, que ha organizado cinco muestras bajo el título genérico de ¿Déjà vú? (¿Ya visto?), esa sensación de contemplar algo que nos es familiar y no sabemos por qué. Bright explicó que su propuesta, conceptual, busca "analizar el estado de la fotografía" con la idea de echar la vista atrás. "He querido romper la idea de que la fotografía es una visión única, cuando es un trabajo compartido, fruto de un proceso lento". La finlandesa Elina Brotherus, la británica Clare Strand, el angoleño Délio Jasse, los tres en el Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa; el australiano Patrick Pound, en el Museo Lázaro Galdiano, y el dúo de la canadiense Laura Letinsky y la estadounidense Sharon Core, en el Museo del Romanticismo, conforman este bloque, caracterizado por "tomar tradiciones e ideas del pasado para crear un trabajo nuevo", según los organizadores. La directora de PHotoEspaña, Claude Bussac, destacó de esta edición las numerosas exposiciones individuales, entre las que sobresale "la primera gran retrospectiva en España" del neoyorquino William Klein (1928), uno de los nombres fundamentales de la fotografía del siglo XX gracias a sus crudas imágenes callejeras. Será en la Fundación Telefónica, del 8 de junio al 22 de septiembre, e incluirá su obra pictórica y cinematográfica. También habrá fotografías de ciudades (Nueva York, París...) en la exposición de la vanguardista Berenice Abbott, del 1 de junio al 25 de agosto, en la Fundación Mapfre de Madrid. Entre grandes nombres, habrá un paréntesis para el coleccionismo, con el Archivo Lafuente, que ya participó en la edición anterior. Esta vez se mostrarán fotolibros y revistas de la vanguardia rusa desde 1913 a 1941, con nombres como El Lissitzky o Rodchenko (Círculo de Bellas Artes, del 6 de junio al 1 de septiembre). La mirada al, por desgracia actual, horror de la violencia machista estará en el trabajo que realizó en EE UU, a finales de los años sesenta del pasado siglo, Donna Ferrato, que retrató a mujeres supervivientes de la barbarie de sus parejas (Círculo de Bellas Artes, del 6 de junio al 22 de septiembre). Precisamente documentando la situación de las mujeres en Uagadugú (Burkina Faso) perdió la vida, en un atentado, la franco-marroquí Leila Alaoui, de la que se mostrará uno de sus últimos trabajos, 30 retratos de marroquíes (Casa Árabe, en Madrid, del 7 de junio al 22 de septiembre). Siguiendo con proyectos individuales y con el foco en la mujer, en Casa América (del 6 de junio al 28 de julio) podrá verse Sobre el Arcoíris, vídeos y fotos de la estadounidense Diana Markosian centrados en las ostentosas fiestas con las que las familias de las quinceañeras cubanas celebran su paso de niña a mujer. Markosian compartirá espacio y fechas con el neoyorquino Joel Meyerowitz, del que se exhibirá un centenar de tomas de su paso por Málaga en los años sesenta viviendo con una familia de artistas flamencos. De los nombres españoles en el festival sobresale el de Javier Vallhonrat, que enseñará su trabajo desarrollado durante tres veranos en el glaciar de la Maladeta, en los Pirineos, con el que quiere concienciar sobre "una emergencia como es el cambio climático", dijo el autor (Jardín Botánico, del 6 de junio al 1 de septiembre). Eduardo Nave presentará su obra sobre Normandía el año en que se cumplirán 75 del desembarco de los Aliados. Un lugar histórico que el valenciano ha retratado en dos series (Tabacalera, del 21 de junio al 8 de septiembre). Mientras que la Sala Canal Isabel II recorrerá el cuarto de siglo de trayectoria del sevillano David Jiménez, dominado por sus planteamientos poéticos y conceptuales. En definitiva, un PHotoEspaña para "todos los públicos", aseguró Bussac, incluidos los que contribuyen a los más de 80 millones de imágenes que se suben al día a Instagram. La jubilación es un buen momento para ponerse al día con todas esas aficiones que se han ido descuidando durante décadas, a causa del trabajo o la familia, entre otros quehaceres. En el caso de Jean Dean, una oceanógrafa retirada de 60 años, este hobby pospuesto era la astrofotografía. Pero ahora, con mucho más tiempo que antes, podía disfrutar del maravilloso cielo que se veía desde el patio de su casa, situada en la isla de Gernsey, a caballo entre Reino Unido y las costas francesas. Fue una de esas noches, en las que ponía en práctica lo aprendido en un curso de observación de estrellas, cuando vio una imagen tan hermosa que se sintió casi en la obligación de fotografiarla. Algo tan bonito debía quedar plasmado para la posteridad. Y así, tras trece horas de exposición, nació una maravillosa fotografía de la nebulosa Roseta, que ha pasado a convertirse en una de las imágenes mostradas por la NASA en su colección diaria de astrofotografía. La NASA, junto a la Universidad Tecnológica de Michigan, dirige el proyecto “la imagen astronómica del día”, en el que diariamente se muestra una foto espacial interesante, acompañada por una reseña sobre su contenido, escrita por un astrónomo. Jean no pensaba que su fotografía pudiese formar parte de esta selecta colección, pero tras la insistencia de un amigo terminó enviándola a la agencia espacial estadounidense. Y cuál fue su sorpresa al recibir un correo de la misma poco después, en el que se la avisaba de que la instantánea sería publicada como la imagen del 12 de abril. Es cierto que no era el primer contacto de esta mujer con la astronomía, pues había sido muy aficionada a la observación de las estrellas desde que era niña, y actualmente pertenece a la Sociedad de Astronomía de Guernsey, pero jamás imaginó que una imagen tomada tras su jubilación pudiera llegar tan lejos. La nebulosa Roseta, protagonista de la foto, es una inmensa nube de polvo interestelar que se sitúa en la constelación del unicornio, Monoceros, a 5.000 años luz de la Tierra. En el cielo se observa con un tamaño unas cinco veces superior al de la Luna, algo que, junto a su apariencia, similar a la de una rosa roja, la convierte en un espectáculo digno de admirar. Según explica la NASA en la reseña que compaña a la publicación de la fotografía, los pétalos de la “rosa” son en realidad un vivero estelar, formado por miles de estrellas jóvenes, de solo unos pocos millones de años. Puede incluso verse un sumidero en el centro, que podría compararse con el pistilo de la flor, y que en realidad está formado por más estrellas jóvenes, muy calientes. Todo esto es muy importante; ya que, como ha explicado la propia Dean al periódico local Gernsey Press, los cúmulos de nuevas estrellas son regiones que dan lugar a la creación de sistemas planetarios, quizás con la posibilidad de albergar vida. Tras el éxito de la imagen, Jean ha decidido dedicárselo al amigo y colega astrofotógrafo que la animó a participar, Trevor Mahy, quien lamentablemente falleció recientemente. Han pasado ya más de cuatro décadas desde que se lanzara al mercado la primera consola de sobremesa. Desde entonces, tanto los videojuegos como los dispositivos necesarios para disfrutar de ellos han evolucionado mucho. Prácticamente todos los niños pasan más o menos tiempo con ellos, ya sea en consolas y ordenadores o directamente en los teléfonos móviles, a los que acceden a edades cada vez más tempranas. Pero si hay algo que no ha cambiado es la reticencia de algunos padres a esta opción de ocio. Muchos de los primeros usuarios de videojuegos ya son padres, por lo que ceden encantados a que sus hijos gocen de todos esos dispositivos que a ellos en su época les hubiesen parecido fruto de la ciencia ficción. Otros, en cambio, siguen pensando que todo esto puede afectar al desarrollo social de sus hijos, que empiezan a pasar más tiempo delante de las pantallas que jugando al aire libre o haciendo deporte. Por supuesto, es necesario enseñar a los pequeños a jugar con normas y horarios, de modo que entiendan que su mundo no debe girar en torno a los videojuegos. Estando esto claro, ¿hay algún problema con que sigan consumiéndolos? Para responder a esta pregunta, un equipo de investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU), la NTNU Social Research, la Universidad de California y el Hospital St. Olav's de Noruega ha llevado a cabo un estudio en el que se concluye que, si bien es cierto que existen diferencias de edad y género y que sí hay un grupo algo más perjudicado, en general el consumo de videojuegos no afecta al desarrollo social de los niños. Para la realización de este estudio, que se ha publicado en Child Development, los investigadores entrevistaron a un total de 873 niños noruegos, con edades comprendidas entre los 6 y los 12 años. Solo los de 10 a 12 años contestaron directamente a las preguntas de los científicos, mientras que para los más pequeños fueron sus padres quienes lo hicieron. Además, también se tuvo en cuenta la evaluación sobre capacidades sociales realizada por sus profesores. Las entrevistas se repitieron cada dos años, durante un total de seis, y se centraron en una serie de factores básicos: edad y género de los pequeños, nivel socioeconómico, índice de masa corporal, tiempo que pasaban consumiendo videojuegos y cantidad de tiempo que pasaban jugando con amigos. En general, el tiempo que pasaron jugando no parecía afectar al desarrollo social de los niños, salvo en un caso concreto, pues sí que observaron que las niñas que recurrían durante más tiempo a ellos a los diez años, tenían más dificultar para iniciar relaciones sociales a los doce. Esto, según ha explicado la autora principal del estudio, Beate Hygen, podría deberse a las diferencias que suele haber entre ambos sexos a la hora de jugar y establecer relaciones: Las niñas tienden a jugar en grupos más pequeños que los niños y sus relaciones suelen ser más íntimas, por lo que podría ser que las niñas que juegan pierdan algo muy importante en su vida: una interacción más íntima con una a algunas amigas cercanas. Es importante destacar que los niños pasan mucho más tiempo jugando que las niñas. Por lo tanto, es probable que el juego esté más integrado en su cultura de juego y que juegue un papel importante en su socialización. Además, la doctora Hygen añade que los videojuegos también son parte de la comunicación fuera de línea de los niños con otros niños: "planean y hablan sobre juegos, que se convierten en una extensión de la socialización con sus compañeros". Finalmente, destaca que los juegos de niñas son menos normativos socialmente, por lo que otras niñas pueden aceptar menos a las chicas que juegan mucho. "Por lo tanto, las niñas que juegan pueden no solo tener menos niñas con las que jugar, sino también en mayor medida ser excluidas de la interacción social no relacionada con el juego con niñas de la misma edad, y la capacitación en habilidades sociales que sigue". Otro punto interesante del estudio es que observaron que los niños que tenían más dificultades sociales alrededor de los ocho años pasaban más horas utilizando videojuegos dos años después. Sin embargo, en este caso el videojuego no actuaba como desencadenante, tal como se suele pensar, sino más bien como un refugio frente a los problemas acarreados por el aislamiento social. Los propios autores del estudio advierten que en la mayoría de casos no se realizaron medidas exactas para calcular el tiempo de juego, por lo que los resultados obtenidos podrían no ser precisos. De cualquier modo, sirven como llamamiento a la calma para aquellos padres que no saben si hacen bien al dejar a sus hijos utilizar estos dispositivos. El problema no está en el simple hecho de usarlos, sino en los juegos escogidos o la acción de dejar de lado otras actividades, como el deporte o el tiempo al aire libre. Siempre que esto se controle, los videojuegos no solo no son perjudiciales, sino que pueden incluso llegar a ser beneficiosos, al reforzar habilidades como el trabajo en equipo, la proactividad, la memoria y las destreza visual y auditiva. La compañía ha aplicado en numerosas ocasiones diferentes algoritmos para lucha contra el acoso y los comentarios tóxicos en la red social, pero de un tiempo a esta parte le está constando cada vez más, como a la mayoría de plataformas de este tipo, luchar contra las fake news, entre las que se incluyen las noticias falsas y las medias verdades sobre las vacunas. Una epidemia, la de los antivacunas, que ya causa estragos en estados como el de Nueva York, y que países como Alemania pretenden hacer frente multando a los que no vacunen a sus hijos. El problema de los antivacunas es más grave que otras noticias falsas, como los terraplanistas o los chemtrails, en tanto afectan de forma muy perjudicial a la salud de las personas, algo para lo que Instagram tiene decidido plantar cara. Por ello, la compañía planea controlar la información falsa contra las vacunas marcándola con ventanas emergentes similares a las que ya utiliza para el contenido relacionado con las autolesiones y el suicido, utilizando inteligencia artificial mediante algoritmos para detectar de forma temprana este tipo de contenidos falsos relacionados con las vacunas. Tal como apuntan en Buzzfeed News, ya son muchas las plataformas de internet que están luchando contra los antivacunas: YouTube empezó a desmonetizar los videos los videos con contenidos antivacunas, Amazon ha eliminado los documentares relacionados con esta temática de Prime Video, y Facebook confirmó que eliminaría la publicidad relacionado y el contenido sobre "controversias sobre vacunas, a lo que ahora se sumaría el bloqueo de este tipo de contenidos a Instagram. |
LucíaEstudiante de arte. Archivos
Mayo 2019
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